
Voluntariado, el amor en acción.

Cuando hablamos de voluntariado, inmediatamente saltan a nuestra mente una serie de imágenes relacionadas con la asistencia humanitaria: ayuda a grupos vulnerables en situaciones emergentes, apoyo a refugiados, a personas en situación de calle, adultos mayores desvalidos, niños, entre otros, enfrentando situaciones de crisis; la lista es larga, pero incluye a todo aquel que afronta situaciones dolorosas que de alguna manera ponen en riesgo su vida. Pero no imaginamos únicamente esas situaciones dolorosas, sino también a un grupo de individuos interviniendo activamente y de manera voluntaria para mejorar su condición.
Entonces, surgen varias interrogantes ¿qué motiva a las personas a involucrarse en este tipo de situaciones?; ¿hay un interés común por el prójimo que une a todas ellas en un mismo sentir?, ¿es realmente el amor, la compasión y el compromiso hacia los más necesitados lo que las mueve a actuar? O, por el contrario, muy por debajo de sus actos, ¿se esconden intereses personales o una motivación errónea y, aunque suene contradictorio, hasta cierto punto, egoísta?

Cuando hablamos de la ayuda al prójimo, desde cualquier espacio en el que nos encontremos, muchas veces, más allá de las buenas intenciones que creemos tener subyacen motivaciones erróneas que debemos analizar a profundidad, preguntarnos si la labor que como voluntarios desempeñamos es producto de nuestra propia herida, que esperamos sanar a través de la ayuda a los demás; o si es una “sombra de poder”, la que nos impulsa a sentirnos de alguna manera “superiores a otros” con el poder y la suficiencia para cambiar o modificar su situación, olvidando incluso la capacidad y derecho de autodeterminación de quienes esperamos que reciban nuestra ayuda.
Muchas personas pueden involucrarse en ciertas actividades de voluntariado por escapar de su propia realidad con la que muchas veces les resulta difícil lidiar, otros tantos, realizan este tipo de actividades con el propósito de encontrar una identidad, un sentido a su existencia, o una necesidad de pertenencia; otros, usan estos espacios como medio o plataforma política para llegar a conseguir más votos; algunos lo hacen como “anestesia” de conciencia, sin procesos, sin formación previa, y tantas otras pueden ser las motivaciones con las que muchas veces se emprenden acciones de voluntariado sin cuestionarse realmente qué es lo que motiva a la gente a hacer lo que hace.
Sin embargo, cuando nos detenemos a analizar estas motivaciones, y aun cuando nos hemos dado cuenta de que las mismas fueren erróneas, podemos decidir actuar desde el amor, la empatía, la compasión (padecer-con), desde ese compromiso que nos lleva a entender que formamos parte de un todo, un entorno que de una u otra manera influye en mi bienestar y mis acciones influyen también en el bienestar de los demás, podemos replantear nuestro actuar y hacerlo con la motivación correcta.
No esperando reconocimientos que ya de por sí la misma acción voluntaria los tiene en muchos aspectos que detallaremos a continuación, pero sí sabiendo que podemos influir positivamente en los demás.
BENEFICIOS DE SER VOLUNTARIO:

Podemos mencionar varios beneficios del voluntariado a más de provocar un impacto positivo en los entornos en los que interviene:
- Beneficia al mismo voluntario.
- Genera valores, visión, compromiso, desarrolla carácter, voluntad, humanidad.
- Técnicamente desarrolla destrezas profesionales.
- Aprendes: planificación, organización, responsabilidad, comunicación interpersonal, flexibilidad, trabajo en equipo, optimismo, entusiasmo, empatía, tolerancia, servicio.
Sin embargo, existen ciertos prejuicios en torno a la actividad voluntaria que es importante aclarar y quitar de nuestras mentes:
PREJUICIOS ACERCA DEL VOLUNTARIADO:
- El voluntariado solo ocurre en ONGs formalmente constituidas: Esta idea es errónea, puesto que gran parte de las iniciativas surgen de la sociedad organizada en grupos pequeños, de familias, moradores de una comunidad, etc.
- El voluntariado solo ocurre en la sociedad civil: Tampoco esta idea es cierta, ya que existen Organizaciones No Gubernamentales que promueven el voluntariado como parte principal de su accionar, sus miembros constituyen un voluntariado corporativo.
- El voluntariado solo lo ejecutan las élites: Años atrás, la filantropía solía asociarse generalmente a grupos de élite con altas posibilidades económicas; las esposas de potentados empresarios representaban la figura del voluntariado, sin embargo, hoy en día vemos involucradas a muchas personas quienes independientemente de su situación económica, forman parte de la acción voluntaria.
- El voluntariado es una actividad para aficionados: Si bien en cierto, hay quienes realizan actividades de acción voluntaria de manera empírica, sin una preparación previa, o creyendo que las buenas intenciones son suficientes, hay también quienes sí se ocupan en su formación, a fin de realizar una labor con una base teórica y práctica. No olvidemos que es importante hacer el bien, pero más importante es hacerlo bien.
- Los jóvenes no se ofrecen como voluntarios: Las estadísticas indican que gran parte de la población voluntaria es joven y es precisamente ese espíritu incansable; el no rendirse ante las adversidades y constituirse en un aporte para la sociedad el que mueve a los jóvenes a involucrarse como voluntarios.
- El voluntariado es siempre una actividad presencial: Con la expansión de las nuevas tecnologías, existen muchas formas de vincularse a la acción voluntaria, no necesariamente desde la presencialidad. La participación en jornadas de formación; charlas y talleres virtuales son algunos de los ejemplos que podemos citar como formas de acción voluntaria. A demás están aquellas personas que realizan sus contribuciones económicas de manera voluntaria, aportando de manera significativa a la acción voluntaria.
- El voluntariado es gratuito: La concepción errónea de que todo lo relacionado a la asistencia y la ayuda social debe ser gratuito ha llevado hasta cierto punto a desvalorizarla, sin embargo, sabemos que lo que a alguien no le cuesta, a otro sí; nada en la vida es gratuito, todo demanda esfuerzo, recursos y el tiempo que inviertes en ello, por lo tanto, la idea de que el voluntariado es gratuito y lo relacionado con él debe serlo también está equivocada y debe ser quitada de nuestra manera de pensar.

Esperamos que esta información haya abierto la posibilidad a replantearnos la forma en que concebimos el Voluntariado, a cuestionar nuestras motivaciones y re direccionarlas hacia una perspectiva correcta, a comprender los beneficios que el voluntariado representa tanto para el mismo voluntario, así como para el entorno en el que realiza su acción y a desterrar de nuestras mentes los prejuicios en torno al tema, pero sobre todo a entender que es el amor y la compasión, el motor que debe mover a esa poderosa fuerza llamada VOLUNTARIADO.
“Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha. El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”.
1 Corintios 13:1-7
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